No corren tiempos fáciles para los inversores más conservadores. Tras 10 años de crecimiento sostenido, el mercado se ha sumido en una verdadera montaña rusa, donde la volatilidad es la clara protagonista.
Los numerosos factores geopolíticos que están presionando al mercado, como la guerra comercial, el Brexit, el desafío presupuestario de Italia, las subidas y bajadas de tipos o los movimientos del petróleo provocan que muchos inversores se estén planteando salirse del mercado. Pero, donde unos ven riesgo, otros ven oportunidad.
La volatilidad también puede ser una aliada para obtener rentabilidad en bolsa. Tanto en mercados alcistas como bajistas, los movimientos de los precios pueden ofrecer oportunidades a los inversores que saben identificar las tendencias, los movimientos de los precios a corto plazo.
Si un inversor cree que la cotización de un activo subirá, comprará acciones para venderlas más adelante a un precio superior. En cambio, si cree que está sobrevalorado, puede pedir prestadas esas acciones para operar a corto. Es decir, para venderlas en mercado, con la esperanza de comprarlas más adelante a un precio inferior y ganar con la diferencia entre ambos precios.
La opción más sencilla para realizar estas estrategias es a través de los conocidos como Contratos por Diferencias o CFD. Se trata de un instrumento derivado, sobre un activo, que replica el precio de dicho activo. Con los CFD se pueden tomar posiciones alcistas (comprando el CFD) o bajistas (vendiendo el CFD). El beneficio o perdida de la operación vendrá por la diferencia de precio entre la apertura y el cierre de la operación.
Actualmente, se puede encontrar CFDs de divisas, acciones, índices bursátiles, criptomonedas, materias primas, bonos, tipos de interés, ETFs e incluso cestas de instrumentos.
A la hora de contratar un CFD no es necesario el desembolso inicial de toda la posición, como en el caso de las acciones al contado, sino que el inversor deposita un porcentaje a modo de garantía, es decir, como la mayoría de productos derivados funcionan con apalancamiento. Esto puede ser positivo si se entiende el concepto y se sabe gestionar el riesgo, ya que obtendremos altos beneficios en las posiciones ganadoras, teniendo en cuenta el bajo capital depositado. Pero cuidado, a la inversa en posiciones perdedoras podremos generar altas perdidas. Es por ello que la gestión del riesgo y las perdidas es fundamental. Debemos escoger siempre un proveedor que nos permita la introducción de órdenes Stop Loss (para acotar las perdidas).
Por eso, este tipo de productos están enfocados a inversores experimentados y con un amplio conocimiento del mercado que quieran obtener rentabilidad invirtiendo poco capital.
Es muy importante también elegir una plataforma de confianza, como es la de CMC Markets. Este bróker ofrece a sus clientes una cuenta demo gratuita con la que practicar sin riesgo (con saldo virtual) con un importe de 10.000 euros. De esta manera, el inversor desarrolla y pone a prueba sus estrategias de trading antes de operar de forma real. Otra ventaja de esta plataforma es que utiliza una potente tecnología de trading para ofrecer una atención al cliente personalizada, seminarios y distintas opciones de formación sobre la plataforma.
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